17 jun 2011

Minas Tirith


Si, era mi deuda pendiente. Desde hace años planeaba ir, pero por una u otra razón no había podido. Ahora puedo tacharlo de mi lista: Le Mont-Saint-Michel.

 Para llegar tuve que tomar un tren y un bus. Realmente no está lejos de Caen, pero el tren da un rodeo enorme. Queda justo en la frontera entre Normandía y Bretaña, y es de hecho razón de algunas disputas. Antes pertenecía a Bretaña, luego a Normandía, pero los bretones lo consideran suyo, y los normandos dice que… en fin. Me bajé del tren en un pequeño y mignon (pero seguramente aburrido) pueblo bretón llamado Dol-de-Bretagne y de ahí tomé el bus para llegar. 

Ver su silueta desde lejos es impresionante.

Y verlo de cerca también.

 
Según la tradición fue fundado en el año 708 por san Aubert (que quien sabe quien fue). Dentro, además de la abadía hay una iglesia, un cementerio, tiendas, hoteles, restaurantes, museos, una oficina de correos, el ayuntamiento y una estación de policía. Porque si, es una ciudad. Increíble. Ya sé que quiero ser cuando sea grande: residente del Mont-Saint-Michel (aunque que agobio con las oleadas de turistas orientales! Y alemanes! E ingleses!)








 En esta casa de balcones rojos quiero vivir..





Muy muy lindo.

1 comentario:

Christian dijo...

oraless que chido lugar, cuando sea grande quiero ir tmb!!