Aterrizamos en Dublín. Del aeropuerto tomamos un bus a Galway. Todo mundo nos había hablado maravillas de la costa oeste de Irlanda y nos había aconsejado ir ahí y dedicarle menos tiempo a Dublín. Tanta gente no podía estar equivocada, nos dijimos, así que nos dirigimos a Galway enseguida.
En la ciudad no hay mucho que hacer.
Hablar con Wilde (que ni siquiera nació aquí)…
Lo bueno esta en los alrededores. Irlanda tiene los paisajes más hermosos. Fuimos a the Cliffs of Moher, acantilados de 214 metros de alto y 8 km de largo. El camino para llegar ahí está lleno de pequeños castillos en medio de un verde intenso. Verde Irlanda, le llamaré de ahora en adelante. La carretera es súper estrecha y alrededor solo hay vegetación y borregos. Increíble.
Disculpen el peinado en las fotos... nunca estuve en un lugar más windy.
3 comentarios:
que padre todo, super buena onda la chava que se esta cayendo atras en el acantilado jajaa, cuidate tqm!
¿Y los borregos?
No tome fotos de borregos! No se porque!
Publicar un comentario